Bloodborne PS4
Bloodborne PS4
Fabricante: JapanStudio / Sony
Calificación ESRB: Mature (+17)
Jugadores Consola: 1
Jugadores Online: 2-5
Memoria Requerida: 41 GB
HDTV: 1080P
Bloodborne nos propondrá viajar a Yharnam, una ciudad asolada por la enfermedad
y la oscuridad en la que tendremos que hacer frente a todo tipo de monstruos y engendros
que no nos pondrán las cosas nada fáciles.
Lo primero es crear a nuestro personaje, con un completo editor que aumenta, aún más, las
posibilidades que ya ofrecían los Souls (hasta puedes hacerte al Joker). Eso sí, podemos pasar horas
detallando lo arqueadas que queremos las cejas de nuestro héroe y otros detalles físicos pero, a la
hora de la verdad, poco importa ya que pasamos la mayor parte del tiempo enmascarados y con ropajes
que nos ocultan el rostro.
Comienza la pesadilla
Una vez que empecemos a explorar los escenarios nos topamos con las primeras diferencias con
respecto a los anteriores Souls. En la mano derecha vamos equipados con un arma contundente
que podemos elegir entre varias clases (una lanza, un hacha o una especie de guadaña). Como han
comentado desde la propia FromSoftware hay muchas menos armas en Bloodborne que en las entregas
previas de Souls. De hecho, tras más de 25 horas de juego, seguimos utilizando el arma que escogimos
al principio del juego, aunque tenemos alguna otra en el inventario.
Además, con eso de que podemos alternar el modo del arma con el botón L1, algo que en el juego llaman
armas con truco, el estilo cambia completamente. Por ejemplo, la espada de Ludwig pasa de espada a
espadón, la cuchilla dentada cambia también el alcance, la lanza fusil pasa de arma de fuego a lanza, el
estacador pasa de cuchilla a estaca perforadora, etc... Al final, nos ha dejado la sensación de que el
número de posibilidades es muy similar, o incluso superior al de los Souls.
FromSoftware ha recibido la ayuda del Japan Studio de Sony para mejorar uno de los puntos flacos
que siempre ha tenido la saga: el apartado gráfico, la verdad es que el nivel general es mucho más alto.
Pero si por algo brilla el apartado técnico de Bloodborne es por una dirección de arte sencillamente
espectacular. El diseño de los escenarios y de los enemigos es el mejor que hemos visto en la historia
de la saga. Incluso hemos llegado a sentir, más que nunca, algo de terror al avanzar por los escenarios o
ser sobresaltados por los enemigos. Los efectos de partículas no son tan exagerados ni numerosos como
en otros juegos de nueva generación y, por lo tanto, parece que no hay tanto espectáculo cuando, en
realidad, ver efectos como el fuego es un espectáculo tremendo.
El doblaje al castellano también tiene un gran nivel. Aunque al principio resulta bastante raro escuchar a
los habitantes de ese extraño mundo en nuestro idioma, a la larga resullta mucho más satisfactorio.
Además todo aquel que no esté conforme, puede cambiar el idioma escogiendo entre un elenco
bastante amplio de ellos en el menú principal.
Pasadas las horas, el juego alcanza los mismos extremos de dificultad a los que nos tiene
acostumbrados el estudio. Parte de la culpa de esa primera sensación la tuvieron los numerosos viales
de sangre que encontramos (las pócimas que nos permiten recuperar energía) aunque la frecuencia con
la que los recibimos cambia completamente para jugar con la paciencia del jugador. En unas zonas los
recibimos constantemente, mientras que en largos trechos de escenario repletos de enemigos apenas
conseguimos unos pocos.
La dificultad de los enemigos "normales" es, como siempre, muy alta, aunque la palma se la llevan los
jefes finales, cuyo diseño, además, nos ha parecido sencillamente soberbio. La intensidad y la
adrenalina que podemos llegar a segregar durante estas batallas marca un nuevo hito en la saga
(considerando a Bloodborne como uno más en la saga Souls, que es lo que en realidad es). Así que sí
la sensación de querer romper el mando en mil pedazos vuelve por la puerta grande. Una vez más
el resultado final no puede ser más satisfactorio cuando, tras un buen número de muertes, conseguimos
superar una determinada zona. Ningún juego de los últimos tiempos (exceptuando las anteriores obras
de FromSoftware) puede ofrecer este tipo de sensaciones.
Nuestro héroe ya no tiene un límite para llevar objetos ni su cantidad afecta a la agilidad con la que nos
movemos. Parece un cambio pequeño pero eso ha hecho que se eliminen de un plumazo las diferencias
entre llevar armaduras ligeras o pesadas. En Bloodborne, por lo tanto, no hay distinción entre estos
tipos de armaduras. Todas son trajes que mejoran en distinta forma nuestras defensas pero que no se
dividen en esas categorías como sí pasaba antaño